jueves, agosto 21, 2003

Odio la burocracia, el protocolo, vestimentas profesionales, la espera. Esperando… La misma situación, el mismo sentimiento pero con diferentes personajes. Gente ocupada, gente que no esta, por lo menos en ese momento cuándo quieres saber una respuesta, cuándo quieres dar lo mejor de ti… ¿cuándo quieres dar? Eso suena peligroso, dar. Pero si no esta ahí lo que busco sé que puedo encontrarlo en otra parte, ¿o no? Cómo la vez que soñé que tomé un tren a un destino desconocido pero muy anhelado por mi, por qué, no sé. Espere un ratote en la estación, y no me importó que estuvieran ahí dos criaturas, por no decir otra cosa, que pues cómo diría mi tía, no son santas de mi devoción (“beware of those angels with their wings glued on” -SP). El tren empezó su trayecto. Había mucha gente, gente que toda se me hacía conocida pero que no pude distinguir. Creo que no me puse mis ojos de plástico ese día o en ese sueño, sólo veía los movimientos de la gente, lo que quedaba de sus auras al pasar frente a mí o lo que quedaría de mí vista para ese entonces. Todos con mochilas. Para esos tiempos (y digo tiempos por decir sueños, otra realidad, otra dimensión) creo que las mochilas se convirtieron en una parte más del cuerpo, algo muy ingenioso puesto que nos gusta cargar con nuestras pertenencias más valiosas. Todavía no sé si creo en las teorías de evolución, quizás para ese entonces ya las habría aceptado, no sé. ¿A lo mejor nos cruzamos con los canguros? Y se me vienen imágenes bastante obscenas y asquerosas a la mente; graphic mind). De repente veía todo perfectamente, (no sé si regresó mi vista perdida desde los 15 años) y cómo soy muy curiosa pude distinguir, de entre tanta gente, a unos que me fascinaron y me bajé en la primera parada, igual que ellos (la curiosidad, mi ruina). Al bajarme, parecía que me metí al pueblo de la película Spiders (una película inglesa o también podría ser irlandesa. Total, de algún lugar que conquistaron los ingleses. La película es bastante rara y toma lugar en un pueblo feo, típico de esos que se quedaron tristes por la industrialización). Seguí caminando por las vías del tren, sabiendo que esa no era la parada en la que me tenía que bajar, y desperté. Ya no supe si el tren volvería a pasar por ahí o si me iba a gustar el pueblo Spiders. Después busque en un libro de interpretación de los sueños el significado de “tren” y nada, había “trenza”, pero “tren” no. Encontré “ferrocarril”, y lo que me temía, decía que el ferrocarril simboliza mi vida o una decisión importante, algo por el estilo. Decía que si se descarrila el ferrocarril (trabalenguas pa´ las pochas como yo) que entonces sería algo mal logrado, y nada más. ¿Pero si yo me bajé antes de tiempo? ¿Eso que? Malditos. Ya intente eso que dicen, que vuelvas a soñar el mismo sueño para ver lo que sigue, pero no puedo. Malditos. Mas bien todo esto que me preocupa significa que soy una típica de mí edad, que no sé adonde voy, aun cuando ya mi camino esta trazado con metas y todo el paquete, pero pienso que estoy perdida y me siento frustrada pero sigo adelante (traba-mind). Y que por lo menos tengo alguna forma de estimulo, amigos o pareja, otros jóvenes que están igual o peor que yo, pero que también siempre están ocupados con sus propios enredos, o sea que nadie realmente sabe que pedo. Típicos jóvenes en este planeta tierra-globalizado. Aversión propia.

¿puede la Revolución mantener su vigencia en un mundo cada vez más globalizado?

- Sin confundir los deseos con la realidad, ¿has sacado la cuenta de los años que llevan anunciando el derrumbe?

[21 de agosto de 2003, Entrevista, Silvio Rodríguez muestra su vena sinfónica, Yolanda Martínez, REFORMA / Cuba]

No hay comentarios.: